Los europeos debemos ser proactivos y dejar de ser meramente reactivos. En su discurso de investidura del lunes 20 de enero, Donald Trump se dirigió ante todo a los estadounidenses. Anunció su retirada del Acuerdo de París y de la Organización Mundial de la Salud, pero no tuvo ni una palabra para Europa. En Bruselas y otras capitales europeas, la gente escuchó atentamente lo que el presidente estadounidense tenía que decir y trató de descifrar el tratamiento que pretende infligir a la UE-27. Donald Trump pasó a la ofensiva en una rueda de prensa el martes 21 de enero: "La UE [Unión Europea] es muy mala para nosotros. Nos tratan muy mal. No aceptan nuestros coches ni nuestros productos agrícolas. De hecho, no se llevan casi nada", dijo el presidente estadounidense, que añadió: "Así que son buenos para los aranceles."
El presidente Trump defiende los intereses estadounidenses como un patriota estadounidense, lo que no es nada nuevo ni inusual. Los europeos necesitan redescubrir el mundo tal y como es, no como les gustaría que fuera. En Europa, la ideología ha sustituido al pragmatismo político y al realismo histórico. El lema "Make America Great Again" no tiene nada de sorprendente en la historia de la humanidad. Corresponde a los europeos volver a la historia y actuar, dejando a un lado su estulticia, fruto de un mundo visto con gafas de color de rosa y el cerebro de un osito de peluche. A los europeos de "Make Europe Great Again!" nos toca volver al mundo real de las relaciones de poder y de la violencia de las relaciones internacionales.
La Unión Europea debe evitar convertirse, como la URSS, en un sistema político que ve el mundo únicamente a través de una ideología. Este enfoque erróneo nos sitúa ahora al margen de las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia sobre el fin de las hostilidades en Ucrania.
En un mundo de Estados continentales, algunos de los cuales no ocultan sus ambiciones imperiales, Europa debe organizarse mediante un sistema federal de Estados-nación para tener más peso, de lo contrario seremos los filetes de nuevos imperios carnívoros. En las decisiones políticas que deben tomarse para que Europa tenga éxito, debe reivindicar su total independencia. Nunca podrá recuperar su influencia en el mundo si no se protege a sí misma y, sobre todo, nunca podrá ganarse la confianza de sus ciudadanos. Debe desarrollar su propia Doctrina Monroe.
Esta doctrina, que puede resumirse en las palabras de James Monroe en su mensaje anual al Congreso del 2 de diciembre de 1823: "A los europeos el Viejo Continente, a los americanos el Nuevo Mundo", se basa en un principio simple: proteger el continente norteamericano y América Latina de nuevas intervenciones coloniales europeas.
Para hacer frente a la crisis del liberalismo político en la Unión Europea, su gobernanza debe cambiar, y debemos aprovechar los enormes avances que se han producido en el campo de las comunicaciones, especialmente con Internet. Como primer paso, debemos situar al Parlamento Europeo en el centro de la política de la UE, encomendándole la tarea de formar gobierno.
Los ciudadanos y la sociedad civil en su conjunto, especialmente los representados por asociaciones, pero también por ONG y fundaciones, deben contribuir a la política de la UE. Esto puede constituir una enorme restitución democrática que dará lugar a debates que podrían desembocar en cambios en la gobernanza de los propios Estados. Con todos estos nuevos actores y el Estado, reavivaremos el debate democrático, en el que el papel de la moral y la ética en la política y la economía debe discutirse de forma reflexiva y responsable. La inclusión de múltiples intereses y la búsqueda de consenso podrían ser, de hecho, las nuevas directrices de una forma moderna de diplomacia en un mundo multipolar.
De todas las preguntas que se plantean actualmente sobre la Unión Europea, hay una que debemos responder prioritariamente, porque será la respuesta a muchas otras: debemos preguntarnos si queremos que Europa se convierta en una verdadera potencia. Un proyecto de nueva gobernanza europea protegido por una Doctrina Monroe para nuestro continente sería un excelente acelerador de la historia europea para "¡Hacer a Europa grande de nuevo!"
Cortesía de Tribune de Genève- Artículo publicado el 29 de enero de 2025 - Otros artículos de Olivier Védrine